ILUSTRÍSIMA, VENERABLE Y ANTIGUA HERMANDAD Y COFRADÍA DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO,
SANTÍSIMO CRISTO DE LAS ALMAS, NUESTRA SEÑORA DE LA PAZ Y ÁNIMAS BENDITAS

IGLESIA PARROQUIAL DE SANTIAGO EL REAL Y DE REFUGIO

JEREZ DE LA FRONTERA


martes, 2 de febrero de 2010

Quinario al Santísimo Cristo de las Almas

R. P. José Luis Díez S. J.


ORACIÓN PREPARATORIA


Santísimo Cristo de las Almas, Dios y Señor nuestro, devotamente rendidos a vuestras Divinas Plantas, solicitamos perdón y misericordia para nuestros pecados e ingratitudes. Nos pesa, Señor, nuestra gran maldad; el olvido en que tenemos vuestra ley; el menosprecio que hacemos de vuestra pasión redentora; y el abuso constante de vuestra Divina Gracia.

Venimos, Señor, arrepentidos de nuestros pecados para prometeros la enmienda de nuestra vida y satisfacer nuestras ofensas con obras de reparación y penitencia. Dadnos, Señor, vuestra Gracia para cumplir nuestros propósitos como fruto de este Quinario, para merecer de esta suerte vuestro constante auxilio en esta vida y la gracia final de ser dignos de los eternos gozos. Amén.

¡Santísimo Cristo de las Almas! Postrados humildemente a Tus Pies, contemplamos tu Imagen Bendita, en la que la Vida Eterna se ha hecho muerte temporal por nuestras almas.

· Alma de Cristo, Santifícanos: Tu Cuerpo Santísimo, atormentado desde los pies hasta la cabeza, nos habla del valor de nuestras almas.

· Cuerpo de Cristo, Sálvanos: Besamos tu Preciosa Sangre, derramada a borbotones, como rescate de nuestras almas.

· Sangre de Cristo, Embriáganos: De tu Corazón, abierto al golpe cruel de la lanza, brotó el agua que salta hasta la Vida Eterna, símbolo de la gracia que regenera nuestras almas.

· Agua del Costrado de Cristo, Lávanos: Tus dolores y tus sufrimientos nos han enseñado la fortaleza en el padecer y la constancia en el sufrir.

· Pasión de Cristo, Confórtanos: Nos has enseñado en tu Evangelio dirigirnos al Padre en tu nombre, para decirle y, respondiendo a tu deseo, clamamos.

· Oh Buen Jesús, Óyenos: Tus Llagas se han abierto para ser refugio de los pecadores arrepentidos y descanso de las almas justas.

· Dentro de tus Llagas, Escóndenos y no permitas que nos separemos de Tí: Experimentamos la lucha encarnizada y continua de los que, llenos de odio a Tí y a tu Iglesia, militan contra la perdición de nuestras almas.

· Del maligno enemigo, Defiéndenos: tu muerte en la cruz es la lección eterna y definitiva de la muerte del cristiano que quiere llegar a Tí, para poseerte y gozarte eternamente.

· En la hora de nuestra muerte, Llámanos y mándanos ir a Tí: Te lo pedimos, Santísimo Cristo de las Almas, de nuestras almas, por los méritos y la intersección de tu Madre y Madre nuestra, María Santísima y de todos los bienaventurados.

· Para que con tus Santos te alabemos: Por los siglos de los siglos. Amén.


ORACIÓN FINAL


Santísimo Cristo de las Almas, Señor y Dios nuestro, en cuyas manos están todas las cosas, y no hay nada ni nadie que pueda resistir a vuestra voluntad, que os habéis dignado nacer y morir para redimirnos del pecado; por el misterio de Vuestro Santísimo Cuerpo, y por las cinco llagas, y el derramamiento de Vuestra Preciosísima Sangre, compadeceos de nosotros, como Vos sabéis, lo necesitamos en nuestras almas y en nuestros cuerpos; libradnos de las tentaciones de los enemigos y de todo lo que veis nos aflige y conservadnos y fortalecednos en vuestro servicio, dadnos una verdadera enmienda de nuestros pecados y el perdón de todos ellos después de la muerte y haced que amemos a nuestros hermanos para que con todos los Santos gocemos eternamente en Vuestro Reino y que, postrados a Vuestras Plantas, no dejemos de deciros:


No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.

Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido,
muéveme ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas y tu muerte.

Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.

No me tienes que dar porque te quiera,
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.