La colocación en la torre de Santiago de las campanas recién restauradas, en vísperas de la próxima reapertura del templo jerezano tras casi diez años cerrada al culto, ha constituido una verdadera fiesta en su barrio. Un acto presidido por monseñor José Mazuelos Pérez, el obispo diocesano, acompañado por María José García-Pelayo, la alcaldesa, ha reunido en plena plaza de la iglesia a multitud de personas que recibieron con una gran ovación el primer tañido.
Tras intervenciones del párroco Diego Moreno y el arquitecto Alejandro Cobo, la regidora subrayó como hecho sustancial para el logro de la rehabilitación de la joya gótica que es Santiago que “lo importante es que, cuando las campanas se quedaron en silencio, Jerez no se quedó callado”. Luego, el pastor hizo un recorrido histórico por el papel de las campanas en la vida religiosa y ciudadana para concluir que los bronces recién restaurados en la localidad jienense de Torredonjimeno regresan a su lugar.